Como
performer me he encontrado, y me sigo encontrando, problemas
relacionados con la falta de aceptación de la performance dentro de
las distintas disciplinas artísticas. Esta falta de aceptación
implica: la escasa valoración, difusión, reconocimiento, y ausencia
de la enseñanza de dicha práctica artística en las Facultades y
Escuelas de arte o Bellas Artes. Todavía, y en pleno siglo XXI, al
menos en España, no tiene ninguna aceptación en el campo de la
crítica del arte, ni existe una difusión de los distintos
certámenes, festivales, etc., ni se la considera como disciplina
artística con entidad propia a la hora de convocar becas, ayudas,
subvenciones, etc. Se trata de un problema de desconocimiento por
parte de los distintos agentes implicados en el mundo del arte, que
deriva en algunas de las consecuencias que he mencionado
anteriormente.
En
cuanto a problemas como gestora, he tenido pocas experiencias como
para extraer una amplia valoración.
En
cuanto a mi visión sobre los problemas como mujer performer, a los
temas anteriormente enumerados, he de añadir el escaso apoyo,
visibilidad, difusión, reconocimiento y valoración que reciben las
mujeres performers, de tal manera que son muy pocas las que continúan
realizando acciones una vez que sobrepasan una determinada edad (en
torno a los 40 años), enfrentándose a numerosas resistencias cuando
también quieren compatibilizar la vida artística con la personal,
familiar y laboral. También la mujer performer, en este caso al
igual que otras mujeres que desean desarrollar una carrera artística,
ha de renunciar a una parcela de su vida. Es la historia interminable
de las sucesivas renuncias.
Para
paliar el desconocimiento que existe sobre la performance, creo que
es necesario que los planes de estudio de las Facultades de Historia
del Arte y Bellas Artes, incluyan dicha asignatura. Esto
posibilitaría al mismo tiempo la existencia de críticos de arte que
se interesasen por la performance y difundieran esta práctica
artística en los distintos medios de comunicación.
A
corto plazo creo que los propios performers tienen que seguir
incidiendo en la política cultural de su comunidad, creando
mecanismos de participación en las distintas formas de producción
artística e implicándose en la gestión de festivales y encuentros
de arte de acción (tal y como lo hacen ahora mismo), visibilizando y
exigiendo la presencia de dicha práctica en las distintas ayudas,
subvenciones y convocatorias artísticas, y posibilitando que el arte
de acción sea considerado como una disciplina más.Por
último creo que es necesario implementar medidas de acción positiva
para las mujeres artistas, dado que en la sociedad española existen
desigualdades que limitan su carrera artística, y por tanto la
difusión, visibilidad y reconocimiento de la misma.
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